Aprende a bailar tango... es fácil!

Pasos básicos del tango




TRANSFORMACIONES EN LOS MODOS DE BAILAR TANGO
Por Lidia Ferrari

Cuando alguien llega al tango, ya sea como espectador o para aprender a bailar, es muy difícil que advierta diferencias de estilos. Las comunidades tangueras, el tiempo (ese gran maestro), la experiencia, las horas de navegación en la pista, los sitios recorridos y las personas con que se baila y los distintos profesores con los que se aprende a bailar van nutriendo el aprendizaje.

Con el progresivo conocimiento se va agudizando la mirada y comienzan a aparecer diferencias, variaciones que antes no se notaban. Gradualmente se va reconociendo una diversidad de estilos. En la actualidad hay numerosas discusiones sobre los estilos del tango. El problema de las discusiones fanáticas sobre los estilos de tango es que a veces llevan a las personas menos experimentadas a tomar partido apresuradamente.

Lo cierto es que el tema no es de vital importancia para quien comienza a aprender. No se debe confundir entre los estilos del tango, esas formas que se han ido estableciendo para bailar el tango, con el estilo personal que cada uno adquiere en su baile. El estilo propio no está sustentado solamente por aquél del maestro con el que se aprende. Los maestros señalan un camino, pero existen otras variables que influyen: personalidad, habilidades, oído musical, vivencias, características corporales, sensibilidad, gustos, afinidades, cultura estética, que son las que van nutriendo aquello que será lo que va a conformar ya no sólo el estilo de tango con el que se baila sino el propio estilo personal.

Es difícil llegar a un estilo personal sin haber pasado por una experiencia rica de prácticas, aprendizaje y milongas. Copiar el estilo de un maestro es una cosa y adquirir un estilo propio es otra. Pero el estilo personal se construye con el tiempo y la experiencia. Es como para la construcción de una casa. Debemos comenzar por los cimientos. Los adornos, la decoración vendrán después. Nadie puede colocar los cuadros antes de haber levantado las paredes. Por eso es importante un buen y sólido cimiento.


Ahora bien, cuando se discute con respecto a los estilos o formas establecidas de bailar el tango (milonguero, de salón, fantasía, canyengue, etc.) se tiende a considerarlos como algo estático, como si desde que se inventó el tango hubieran estado claramente definidos. Así como cada bailarín construye su forma de bailar con los años, también los estilos que se han ido conformando no son estilos creados y cerrados de una vez para siempre. Son laboriosas construcciones de arte popular colectivas que se van transformando. Una época en la que predomina el tango para espectáculos los grandes maestros pueden salir de ahí. 'Luego, puede venir un tiempo en que comienzan a florecer las milongas y algunos maestros surgen de ese espacio. A su vez estos estilos se van entremezclando, modificando, creciendo, consolidando y, entonces, lo que creemos que es un estilo "auténtico" desde los orígenes, en realidad ha sido una transformación con el paso del tiempo y de las personas, lo que no lo hace menos "verdadero".

Sería interesante que las polémicas sobre los estilos no empequeñecieran al tango, como resulta cuando en verdad se discuten mercados potenciales o los orgullos personales. Sería más interesante que la discusión sobre los estilos se hiciera para profundizar los conocimientos y para enriquecer al tango.

En general, los estilos surgen de las modificaciones originadas en los valores culturales y las condiciones sociales de los ambientes donde se baila. En la etapa del "adecentamiento" del tango la forma de bailarlo sufrió importantes modificaciones.

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